SINOPSIS
1984. Israel junto con Estados Unidos ponen en marcha un operativo para llevar a los judíos etíopes (falashas) hasta Israel, el proyecto fue bautizado con el nombre de “Operación Moisés”. Miles de africanos procedentes de veintiséis países se hacinaron en los campos de refugiados de Sudán, cerca de 8.000 etíopes cruzaron la frontera con Sudán para ser evacuados por los ejércitos americano e israelí. La mitad de ellos murieron de hambre, agotamiento o asesinados.
Un niño cristiano es obligado por su madre a hacerse pasar por judío y de este modo poder ser evacuado librándolo de la hambruna y de una muerte segura. Finalmente el niño es adoptado por una familia sefardí francesa afincada en Tel Aviv guardándose el secreto de su verdadera identidad y el recuerdo de su madre que quedó en el campamento, soñando con encontrarla algún día.
CRÍTICAS
“Aborda con simplicidad, humanidad y humor temas esenciales como el desarraigo, las culturas, el racismo, el judaísmo, el conflicto israelí-palestino, el amor…”
(PARIS MATCH)
“Retrato conmovedor e inteligente llevado con el corazón que mezcla la historia con el destino”
(LE FIGARO)
REFLEXIONES
Nuestros corazones sufren de enmohecimiento y por lo general sólo se conmueven con una película o una novela, porque la realidad nos resulta lejana o sencillamente miramos hacia otro lugar para no angustiarnos.
Que hacer con nuestra querida sociedad, que para mantenerla tenemos que exprimir y darles la espalda a estos pueblos para no ver el daño y el sufrimiento que les infligimos. Intelectualmente muchos ciudadanos, en mayor o menor medida somos conscientes o estamos sensibilizados del atropello que occidente impone al tercer mundo, pero la toma de conciencia tiene dos dimensiones; la pensada, distante, analítica, intelectual y sin compromiso y la vivida por la experiencia desgarradora o emocional de las situaciones que nos vamos encontrando en nuestra vida sin cerrarnos a ellas, como es el caso tristemente frecuente de muchas personas.
La prepotencia y la arrogancia del primer mundo o de otro primer mundo posible, fomenta entre sus habitantes el espejismo de que el suyo es el mejor y en consecuencia los países subdesarrollados tendrían que copiar nuestro modelo de sociedad, culpando a estos de sus propias desgracias pero sin pensar que nuestras sociedades avanzadas suponen solamente el 20% de la población mundial y para mantener nuestro estatus tenemos que controlar el 80% de los recursos. ¿Cómo lo hacemos? Desestabilizando países con guerras y dictaduras corruptas, controlando los mercados internacionales fijando los precios de lo que se compra o se vende según convenga, imponiéndoles que es lo que deben producir en sus tierras, deforestando y esquilmando amplias zonas de terrenos aumentando de este modo las hambrunas que padecen e imposibilitando cada vez más la economía de subsistencia, básica para la supervivencia y el desarrollo socio económico de estos países.
En esta arrogancia es fácil caer sin darnos cuenta, tan acostumbrados estamos a lo inmediato y a que todo funcione y si no es así lo denunciamos o le ponemos remedio destinando recursos porque disponemos de ellos, el 80% de la población mundial ni siquiera sueña con ello.
Un ejemplo de prepotencia occidental pero en su forma más consciente e intelectualmente elaborada la encontraremos en un artículo publicado en el suplemento El Mundo (elmundo.es) firmado por Fernando Sánchez Dragó en el que se despacha a placer opinando sobre Etiopía y sus pobladores a causa de un viaje a este país, que por lo relatado no fue de su agrado y acomodo.
Para los interesados en leerlo: http://www.elmundo.es/viajes/2003/21/1056707860.html
0 Responses to “Videoforum: “Vete y vive””