Tan lejos, tan cerca… se escurren mis palabras, caen al vacío. Y no te llegan.
Estás en cada mirada, en cada niño, en cada pensamiento, pero no oigo tu risa, tampoco tu llanto. Emprendo varios viajes cada mañana a ver si te encuentro.
Calma, sólo necesitamos calma. Porque sabemos que de pronto llegan las tinieblas. Y las dudas y el miedo.
Aparece en mi mente una aldea, una ciudad, un país… imaginario, cálido, familiar…tan cerca y tan lejos. Un tacto maravilloso. Tu piel. Lleva impresa tanto valor, tanta vida, tanto tiempo. Piel oscura, suave. Aún no veo tu rostro.
África, presente en nuestros sueños, ahora en nuestras vidas. Origen. Humanidad: nuestro origen y futuro. Tierra, más tierra y a lo lejos Mar. Eso imagino. Y espero, esperamos. En el infinito, aquí, allá. Nubes blancas, sol… creo que miramos el mismo cielo.
Un pedazo de tierra, tu historia y la nuestra. Destino. Un lazo que nos une firmemente hace tanto que no lo recordamos. Un lazo que llega de tu corazón al nuestro, que se enreda y se alarga pero no se rompe, ya sabes…
Quizás estás todavía en el mundo de los sueños donde las estrellan brillan. Quizás tu mundo aún es cálido y acuoso. Quizás ya llegaste a este mundo y ella te cuida aún. Quizás hijo… aprenderemos a vivir con quizás… y a construir juntos. Futuro.
No quiero olvidarme: A ella que te dio la vida, que te dio calor, alimento, refugio y seguro que amor: Gracias (y suerte). Siempre te tendremos cerca.
Deseo ver tus pasitos, tus tropiezos, tus alas, verte volar. Y estar presente, y emocionarme. Cuando rías, cuando llores, cuando avances o retrocedas, cuando aciertes o te equivoques.
Me acurruco en el nido que preparamos para ti y veo libélulas que corretean por tus sábanas, te imagino en tu cuna rodeado de quien ya te ama.
De nuevo voy a Lalibela, Jima, Oromia, Addis Ababa… esas palabras sueltas, inconexas, incorrectas quizás… pero que me llevan hasta ti.
Montañas verdes. Sequía. Lluvias. Pienso en tus ojos y sé que son negros. Negros como los míos. Vuelvo aquí. Tu habitación: Burbujas de inocencia. De agua. De jabón. Chapoteos, casi los oigo. Casi me enseñas la palma de tus manos pidiendo que te coja, pero no da tiempo, me alejo y creo que oigo tus balbuceos.
Y me voy de nuevo. Respiro hondo. Y sueño: Etiopía. Etiopía, cuántas cosas.
Ultramar. Mar. Amar. Azul del cielo que atravesaremos, del mar al que volveremos.
Un deseo Izei, pide un deseo. Yo pido tu vida ante la mía, tu felicidad antes que la mía, tu salud, tu paz… Tú eres nuestro destino, nuestro futuro, nuestro hijo. 26 Enero 2008.
* Ahora sabemos que Izei entonces estaba en la confortable barriguita de la mamá que le dio la vida. Aún no sabíamos que era ÉL, pero lo sabíamos…
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PRECIOSO, ME ENCANTA.
SALUDOS,
IDAIRA
Describe de una forma preciosa la ansiedad de la espera. Y el final es lo que mas me ha gustado.Enhorabuena por Izei!
quizás sea porque en este momento estoy, estamos esperando por lo que el corazón me ha saltado al leer este relato.
Ay qué bonito, Nerea…. cuántos sentimientos mientras esperas…. Precioso!
Un prodigioso relato en el que el niño esperado se siente ya sentido. ¡Enhorabuena!
Nerea,me encanta todo,el relato,las sensaciones,los recuerdos,me emociona,mucho,muchísimo,todos supongo podemos entender perfectamente tus palabras,tan especiales,tan profundas.Realmente,cuando echamos la vista atrás,pensamos cómo estábamos esperando,antes de que nacieran…
El peque,preciosísimo,super tierno
pau y mese
Sólo puedo decirte………..Gracias por poner palabras a mis sentimientos….
Gracias por compartir tu vivencia, porque incluso las personas que no hemos vivido los sentimientos que tú describes, lo has transmitido de tal manera que es fácil ponernos en tu piel.
Nerea, me ha encantado la forma de contarlo. Precioso.
Muy bonito y muy muy tierno, bonitas palabras..me encanta!